La colina donde se ubica Toledo ya estaba habitada en la Edad del Bronce. Entre los siglos IV y III a. C. ya es una ciudad carpetana amurallada, aunque dice la leyenda que fue fundada por Hércules. En el 193 a. C. fue conquistada por los romanos, quienes la reconstruyeron llamándola Toletum y la dotaron de infraestructuras como un circo y un acueducto.
Con la llegada de los invasores germánicos, Toledo se volvió a amurallar, pero fue conquistada por los visigodos en el 418, quienes establecieron su corte en la ciudad, convirtiéndose en la capital del reino visigodo y en arzobispado.
En el 711 los musulmanes toman la ciudad. Se convirtió en una de las urbes más importantes de Al-Andalus, llamada Tulaytula. A partir del 932 Abdelrramán III la anexiona al Califato de Córdoba, después de ser foco de diversas rebeliones. Pertenece al Califato hasta el 1036, momento en que se convierte en capital de la Taifa de Toledo. De época musulmana se conserva el peculiar trazado urbano repleto de callejuela estrechas y callejones sin salida. Junto a los musulmanes también encontramos otros dos grupos étnicos y culturales que perdurarán un tiempo después de la conquista cristiana: los judíos y los mozárabes (cristianos que conservaron su culto pero asimilaron la cultura árabe).
En 1085 Alfonso VI de León y Castilla entra en Toledo gracias a un acuerdo con el anterior rey musulmán. Alfonso VI garantizó a los pobladores musulmanes su seguridad personal y de bienes y dio fueros propios a cada una de las poblaciones existentes: musulmanes, judíos y mozárabes. También se permitió la práctica religiosa de estas comunidades (los mozárabes tenían su propio rito) Sin embargo, la mayoría de musulmanes fueron abandonando la ciudad poco a poco ante la llegada de nuevos pobladores castellanos y francos, con los que también se acabaron mezclando los habitantes mozárabes.
El período de mayor esplendor cultural se inicia después de la capitulación. Se instaura en Toledo la Escuela de Traductores, institución que traducía obras clásicas y árabes al latín. Y los musulmanes que quedaron, los mudéjares, crearon un estilo arquitectónico y artístico de reminiscencias árabes que era muy apreciado por los cristianos de Toledo, el arte mudéjar.
En el siglo XIV la ciudad se encuentra en su apogeo. Es unos de los principales centros de producción de paños, así como de armas, acuñación de monedas, seda, etc. Pero el siglo XIV también es un siglo convulso marcado por la peste de 1348, la guerra civil castellana, los asaltos a las juderías de 1355 y 1391.
En el siglo XV los Reyes Católicos urbanizaron y engrandecieron la ciudad, aunque el decreto de expulsión de los judíos supuso un duro golpe para esta comunidad. El esplendor de la ciudad se acrecentó en 1522 cuando se convirtió en una de las capitales del Imperio. Pero en 1561 Felipe II traslada la corte a Madrid y se inicia un largo período de decadencia.
En los siglos medievales, junto a la Escuela de Traductores, florecieron las Artes Mágicas, también llamadas Artes Toledanas, una mezcla de conocimientos ocultistas de las 3 culturas: alquimia, cábala, astrología, todo tipo de ciencias esotéricas, junto con los conocimientos de los textos clásicos. Y, por supuesto, la Nigromancia. El estudio y práctica de estas artes se solía realizar en los subterráneos de las casas, llamados “cuevas”, algunos de los cuales estaban interconectados formando una auténtica ciudad oculta.
El mapa
El mapa ha sido realizado en base al plano del Greco que aparece en su cuadro “Vista y plano de Toledo”, reproducido por Alfonso Bacheti, en 1610. Es el plano más antiguo que se tiene de Toledo, pero dista más de un siglo de la época tratada aquí, por lo que el trazado de las calles, aunque no sería el mismo, sí que debe ser más parecido que el actual.
No se han representado todos los edificios de la época, dejando de lado muchas iglesias “menos” importantes. De algunos edificios se ha supuesto la ubicación (como el Ayuntamiento). En cuanto a los palacios o casas principales (que no eran más que casas muy grandes), sólo se han representado unos pocos cuya localización es más o menos conocida, debido a que, con el transcurso del tiempo, fueron pasando de unas familias a otras, dividiéndose o ampliándose. En el plano de Bacheti se cuentan 11 palacios principales, por lo que en la Edad Media, habría alrededor de esa cantidad, teniendo cada familia noble al menos uno.
Lugares importantes
El Alcázar: Construido en la parte alta de la ciudad, en la alcazaba musulmana, sobre una antigua fortaleza de origen romano. Durante los reinados de Alfonso VI y Alfonso X El Sabio, se rehace, dando origen a una fortaleza de planta cuadrada con torres en las esquinas. Era el centro militar y político de la Edad Media.
Castillo de San Servando: Erigido en el siglo XI por Alfonso VI, pasó a manos de los Templarios y luego se convirtió en monasterio de los frailes de Santiago. En el siglo XIV se encontraba abandonado hasta que fue reconstruido en 1386. Guardaba el acceso a Toledo por el este, vigilando el Puente de Alcántara.
Puente de Alcántara: De origen romano, fue reconstruido varias veces. En el extremo que daba a la ciudad tiene una torre fortificada que daba acceso a una plaza de armas de planta triangular previa a la Puerta de Alcántara que daba acceso ala ciudad.
Murallas: Toledo se amuralló en las épocas romana, visigoda, árabe y cristiana, ampliándose el recinto en cada una de estas épocas. Por ello, dentro de la muralla cristiana se encuentran restos de murallas anteriores, sobre todo de la islámica, de la que forman parte la Puerta del Sol y el Arco de la Sangre.
Catedral de Santa María: Construida a partir de 1226 sobre la antigua Mezquita Mayor de la ciudad (hecho que inició el principio del fin de la tolerancia religiosa en Toledo). De estilo gótico y sede del arzobispado de Toledo, es uno de los edificios religiosos más importantes de Castilla. Se terminó definitivamente en 1493.
Las casas del Arzobispo: Conjunto de casas nobles del arzobispo de la ciudad y de su séquito. Con el tiempo se fueron uniendo y ampliando hasta configurar el palacio que es hoy en día.
Mezquita de las Tornerías: Siguió manteniendo el culto musulmán hasta la época de los Reyes Católicos.
Ermita del Cristo de la Cruz: Antiguo oratorio musulmán reconvertido en ermita cristiana en el siglo XII.
Plaza de Zocodover: Centro neurálgico de la vida social y comercial de la ciudad, localizada en la parte más antigua de la ciudad. También es donde se hacían las justas y se ajusticiaba a los reos condenados a muerte.
Monasterio de Santo Domingo el Antiguo: El primer convento que se fundó en la ciudad, en tiempos de Alfonso VI. Perteneciente a la orden del Císter.
Casa del Temple: Hospedería templaria hasta la disolución de la orden en 1312. Consta de sótano y dos plantas en torno a un patio central. Está próxima a la Iglesia de San Miguel, también relacionada con los Templarios. Se rumorea que una serie de túneles unen la hospedería con la Iglesia y otras casas del barrio y que, en estos túneles y cuevas artificiales, la Orden ocultó algunos tesoros y reliquias durante los años en que fueron perseguido. Y puede que incluso realizaran sus mágicos cultos.
Judería: La judería se ubicó en la parte oeste de la ciudad tras la conquista árabe, entre la puerta del Cambrón, o Puerta de los Judíos, y el Puente de San Martín, amurallándose en el año 920 para proteger la ciudad por esa parte. No era un recinto cerrado ya que los judíos de Toledo no estaban obligados a vivir en ella. De hecho, fue aumentando de tamaño hacia el este y el norte, creándose una segunda judería cerca de la Catedral. Hasta el año 1480 no se obliga a separarla con muros del resto de la ciudad. En el siglo XIV Toledo tenía 10 sinagogas y 5 centros de estudio y oración (madrazas). Las fortificaciones se completaban con dos fortalezas cerca de la entrada de San Martín, los Castillos Nuevo y el Viejo de los Judíos.
En el siglo XIV crece el odio antisemita, produciéndose sendos asaltos a la judería en 1355 y en 1391, con más de mil muertos en cada uno. La guerra entre Pedro I el Cruel, quien tenía el apoyo de la comunidad judía, y Enrique II de Trastámara provocaron el primero de ellos. La revuelta antijudía de 1391, promovida por las predicaciones del bajo clero, sacudió las ciudades más importantes de la Península. A partir de este momento la decadencia de la judería es notoria y muchos judíos tienen que emigrar o convertirse, hasta que son expulsados en 1492.
Sinagoga Mayor: Construida en 1180, se trataba del templo judío más importante de la ciudad. Después de los disturbios antisemitas de 1391, fue convertida al culto cristiano con el nombre de Santa María la Blanca.
Sinagoga del Tránsito: Construida entre 1357 y 1363 por orden de Samuel ha-Leví, destacado miembro de la comunidad judía de Toledo y consejero y tesorero de Pedro I, quien le concedió un permiso especial como agradecimiento a los judíos toledanos en su lucha contra los Trastámara.
Casa de Samuel ha-Leví: Típico palacio judío, con ausencia de ventanas al exterior al recibir la luz del jardín interior. Perteneció al tesorero de Pedro I. Al parecer, desde el jardín se podía acceder a los subterráneos de la casa donde su propietario guardaba las riquezas y tesoros que había amasado, hasta que Pedro I lo encarceló y torturó para hacerse con su fortuna.
Casas de Don Diego: Conjunto de construcciones en torno a un patio central, de origen árabe, pertenecientes a Don Diego García, alguacil mayor de Toledo, señor de Mejorada y portero mayor del Rey Enrique II. Es un claro ejemplo de lo que serían los palacios medievales de Toledo.
Cuevas de Hércules: Desde la Iglesia de San Ginés se accede a un subterráneo en el que se dice que se encuentran las Cuevas de Hércules, el legendario fundador de la ciudad, donde, según las leyendas, hay oro e innumerables riquezas. Pero también se dice que todo aquel que entra halla una muerte horrenda y es condenado a vagar como fantasma en su interior y por los alrededores de la iglesia. Se cuenta que un zagal entró en las cuevas por error y, después de andar un largo trecho, encontró un tesoro guardado por un animal indescriptible, rodeado de restos humanos. También encontró una gran estancia abovedada donde una gigantesca estatua de bronce daba golpes con una maza sobre un yunque a una barra de oro. Siguió corriendo y salió a la superficie por las cuevas de Higares a unos 6 km de Toledo. Poco después de narrar estos hechos, el chaval murió.
La leyenda coincide en que las cuevas de Higares son en realidad las ruinas del antiguo Palacio de Hércules, que se vinieron abajo por la avaricia del Rey Don Rodrigo.
Cueva de San Gil: Una de las innumerables “cuevas” o subterráneos artificiales de los que está repleta Toledo y donde los magos y nigromantes practicaban sus Artes Mágicas o Artes Toledanas. En esta estuvo estudiando dichas artes Fray Gil, un monje portugués bajo la tutela del mismísimo Diablo. Pero, una vez hubo aprendido todo, rompió el pacto que había hecho y se volvió a su convento en Portugal.
Referencias
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Wikipedia: es.wikipedia.org/wiki/Toledo
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Archivo Municipal de Toledo: www.ayto-toledo.org
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Toledo Histórico: www.toledohistorico.es
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Toledo olvidado: toledoolvidado.blogspot.com.es
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Leyendas de Toledo: www.leyendasdetoledo.com
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Versión actual: 7-9-2012.